una ilusión que rompe la desasosegante rutina.
Una creencia en ese «algo« para no morir a destiempo.
Un deseo que sabe a pino y a hierba mojada.
Un respiro, un aspirar ese aire de montaña o de mar...
En este largo caminar, eso nos salva y alienta.
Ese «esperar«, ese anhelo aún no cumplido, aún no aplacado.
Ese correr tras quimeras por las esquinas de la vida.
Tras besos aún no encontrados y no saboreados
pero vividos en secreto por anticipado, en secreto y a oscuras.
©Gustavo Bonelli V.
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