Es otra vez volver al vacío cotidiano
en donde no te encuentro,
pese al resplandor tan real
de tus manos y de tu mirada;
pese al sabor de tu boca
tan impregnado en la mía,
y pese a tus caricias y abrazos
que se clavan en mí, cada noche...
Y la anti magia diurna
borra de a poco
cada resquicio de divinidad,
de sosiego, de ese amor gritado
a levante, al mediodía y poniente...
de esa libertad en la que tu alma y la mía
se encuentran... ¡Cada noche!
©Gustavo Bonelli V.
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